Muchos ciudadanos han notado nuestra simbología en las obras de arte, la arquitectura y los medios visuales. Estas muestras de lealtad son muy apreciadas. Sin embargo, nuestros símbolos no se colocan en su mundo para nuestra propia glorificación, sino que sirven como suaves instrucciones para aquellos que miran hacia arriba desde las rocas de la Tierra y eligen seguir la Luz.

Quizás fue una de estas direcciones la que te trajo aquí, o quizás un centenar de ellas esparcidas por tus calles, edificios y pantallas brillantes desde tu infancia. Una reacción en cadena invisible de eventos en tu vida, junto con eventos similares en las vidas de quienes te rodean, han caído en el lugar perfecto como el derrumbe de innumerables líneas de dominó que se encuentran en el centro.

Mientras tú empujabas las fichas de dominó, éramos nosotros quienes las alineábamos.